sábado, 23 de noviembre de 2013

Fin del tema y conclusión

En conclusión, podemos afirmar que el rápido y creciente ascenso de la clase obrera, su posterior llegada al poder con la ayuda del imperialismo soviético y, especialmente, los actos terroristas del grupo armado MIR fue lo que puso en marcha el plan para impedir una revolución marxista en Chile. Estados Unidos veía en la experiencia socialista chilena, una amenaza para la región y un avance del expansionismo soviético. Los intereses norteamericanos se consideraron amenazados, por lo que la CIA armó una ofensiva que propició el boicot económico que aumentó el pésimo estado económico y el caos en todos los ámbitos de la realidad nacional. Esto encontró eco en la derecha chilena que, al igual que Estados Unidos, no quería que el socialismo chileno prosperara, ya que también remecía los cimientos de su dominio. Sus principales instituciones y agentes políticos en el Congreso Nacional, la Corte Suprema y la Contraloría, hicieron todo lo posible para obstaculizar las iniciativas de Allende por hacer avanzar su programa de gobierno por la vía institucional. A esto se sumó la propaganda anti-allendista de los medios de comunicación derechistas, más la prédica de dignatarios e instituciones de la Iglesia, los que contribuyeron a crear un ambiente de desconfianza frente a esta expresión socialista liderada por Allende. La DC también tuvo su parte en esta campaña contra Allende, aun cuando su discurso parecía decir lo contrario. Principalmente su gestión en el Congreso Nacional y la presentación de los Estatutos de Garantías Constitucionales una vez que Allende ascendió al poder, más la campaña del terror que algunos de sus líderes promovieron, prepararon la vía legal para la intervención de las Fuerzas Armadas por medio del golpe.
A todo esto se debe agregar la imposibilidad de que la economía pudiera convertirse pacíficamente al socialismo, la falta de capacidad de dar gobernabilidad de la propia coalición, que terminó por envolver al presidente Allende, producto de la división ideológica de fondo presente, sobre la forma de llevar a Chile al socialismo. Esta imagen de incoherencia y la incertidumbre en la conducción del país reforzó la percepción negativa que tenían los sectores medios respecto al socialismo e intensificó la resistencia, provocando un caos social y económico incontrolable que, finalmente, gatillaron la intervención de las Fuerzas Armadas y de Orden y desencadenaron el golpe de Estado que puso fin a la experiencia socialista (comunista) chilena.

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